Una terapia génica devuelve la visión del color a monos que no distinguen el rojo y el verde, según un estudio de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos) que se publica en la revista Nature. El trabajo demuestra el potencial de la terapia génica para curar los trastornos de la visión humana.
Los científicos explican que añadir nueva información sensorial al cerebro, como receptores visuales sensibles a diferentes longitudes de onda de luz, podría ser sólo posible en los primeros años de la vida, cuando el cerebro se encuentra en su momento más plástico. Sin embargo, el equipo científico dirigido por Jay Neitz muestra ahora que, en el caso de distinguir los colores, esta teoría podría no ser cierta.
Los autores utilizaron una variedad de pruebas biofísicas y conductuales para mostrar que al introducir genes de los fotopigmentos presentes en los monos hembra, pero no en los macho, en células fotorreceptoras de su retina, los monos macho pueden distinguir entre los colores rojo y verde.
El estudio indica que el cerebro podría ser capaz de reorganizarse con información completamente nueva, incluso cuando termina el periodo crítico para la plasticidad cerebral y el desarrollo.
Lo interesante además, en este artículo, es que el periodo de plasticidad ya no será pues un obstáculo en algunos tratamientos
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