La depresión es un problema común en personas con discapacidad visual, que reduce aún más su capacidad de desenvolverse de manera autónoma con independencia de la pérdida de visión. Sin embargo, la mayoría de las veces la depresión no se diagnostica ni se trata en este grupo de pacientes. Los profesionales de la salud ocular pueden desempeñar un papel clave en el diagnóstico de la enfermedad. Un estudio publicado en el número de diciembre de Optometry and Vision Science ha investigado todos estos factores.
De los 94 profesionales encuestados, 37 (39,8%) manifestaban que intentaban identificar la depresión cuando trataban con estos pacientes. La motivación para identificar la depresión no estaba relacionada con factores sociodemográficos, la experiencia profesional o la duración y el número de las consultas. Por el contrario, se encontró una relación significativa con la confianza, las barreras psicológicas y las creencias personales acerca de la enfermedad.
El estudio concluye que se necesitan programas educativos y de entrenamiento que proporcionen a los profesionales del cuidado de la visión las habilidades y recursos necesarios para abordar la depresión en pacientes con pérdida visual.
Asimismo, señala la conveniencia de desarrollar procedimientos que permitan identificar objetivamente todos los aspectos clave a tener en cuenta.
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